El proyecto Soclimpact de la ULPGC evalúa los impactos del cambio climático para Canarias, junto al de otras 11 islas, principales destinos turísticos europeos. La magnitud de estos impactos dependerá de cómo evolucionen las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de las próximas décadas.

Por ejemplo, la modelización llevada a cabo por el proyecto Soclimpact para Canarias proyecta que si las emisiones se ajustan al Acuerdo de París (técnicamente, escenario RCP 2.6), la subida del nivel del mar hacia el final del siglo sería aproximadamente de la mitad (37 frente a 76 cm) con respecto al peor de los escenarios de emisiones de GEI previstos (técnicamente RCP 8.5). Por su parte, los días de calor extremo (técnicamente, sensación térmica superior a 35 grados centígrados), se triplicarían en el peor de los escenarios de emisiones (alrededor de 75 días al año).

Sin embargo, hasta la fecha algunos impactos del cambio climático están siguiendo una trayectoria incluso peor que la proyectada por los modelos climáticos. Es el caso de la subida del nivel del mar y reducción del área de playa. Esto planteará un reto formidable para un destino como Canarias que ha conformado su imagen y posicionamiento competitivo en torno a una envidiable dotación de este maravilloso activo natural.

Es evidente que estos cambios en el sector turístico impactarán en el resto del sistema económico del archipiélago, estimándose una caída del producto interior bruto de entre -2.6% y -3.8% en 2050, si se apuesta por una reducción de emisiones (RCP2.6) y de entre -5.7% y -6.2% si no se hace nada por reducir las emisiones (RCP8.5).

Con respecto a la pérdida de confort térmico, derivada de un aumento de la incidencia de las olas de calor, el efecto sobre el atractivo turístico de Canarias depende de factores diversos. En las proyecciones de Soclimpact hasta un 60% de la muestra de turistas encuestados en nuestros principales mercados de origen ha expresado su intención de no visitar las islas si se produjera la pérdida de confort térmico asociado al escenario de mayores emisiones. En la práctica, esto dependerá también de cómo evolucione esta variable en destinos competidores, de cómo evolucione la oferta y las preferencias por modalidades alternativas de turismo y de lo que hagamos en nuestro propio destino para aliviar el efecto de las olas de calor en la salud y el bienestar de los turistas.

Al respecto, el profesor Matías González Hernández de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria e investigador del Instituto de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible (Tides) apunta que ‘Ya no vale con repetir que tenemos un clima maravilloso (que sigue siendo fantástico) sino que tendremos que aprender a gestionar con inteligencia la variable climática, ofreciendo servicios y actividades adecuadas para los días de elevado estrés térmico y poniendo en valor lugares de las islas en los que el calor se suaviza’.

Incremento de la temperatura del mar

Un tercer riesgo importante para Canarias puede ser el derivado del incremento de la temperatura media, y de la variabilidad de la temperatura, de la superficie del mar. Ello se asocia a una creciente mortandad de las praderas de fanerógamas marinas que circundan las islas (cymodosea nodosa, popularmente conocida como seba), lo que redundaría en empobrecimiento de la biodiversidad que se sustenta en esa especie estructurante, y en un aumento de la turbidez del agua. En un caso, afectaría negativamente a las modalidades de turismo basadas en la observación de la biodiversidad y los paisajes submarinos como el snorkel y el buceo, de muy alto potencial de crecimiento en Canarias, pero también a la experiencia de los baños de mar, debido a la mayor frecuencia de arribazones de sebas muertas en las playas.

Matías González señala que ‘Aunque localmente no podemos hacer nada para frenar la subida de la temperatura del mar, sí podemos hacer, y mucho, por reducir hasta erradicar otro factor que se confabula con la temperatura para destruir el hábitat marino: los vertidos de aguas residuales sin depurar o insuficientemente depuradas. Estudios científicos muestran claramente que temperatura y contaminación juntos multiplican sus efectos y que eliminando la contaminación marina se podría controlar mucho mejor el impacto de la subida de la temperatura del mar en la conservación de los hábitats marinos’.

Biodiversidad terrestre 

Incluso más importante que el tesoro de biodiversidad que acogen las aguas de las islas, es el de la biodiversidad terrestre. Canarias posee una parte significativa de la biodiversidad endémica europea (en la Red Natura 2000) que se despliega en hábitats que son únicos y que conforman buena parte de la imagen de las islas, como son los pinares, el Monteverde y los palmerales endémicos, por citar sólo los que ocupan una mayor superficie. La combinación de mayores periodos de sequía con más frecuentes e intensas olas de calor, junto con la acumulación de combustible en los bosques y sus alrededores, ofrece un marco propicio para la ocurrencia de incendios salvajes, inextinguibles con medios convencionales, que pueden afectar a cada vez más superficie de bosque endémico, sin dejar tiempo a su recuperación. La sequedad que muestran algunos bosques húmedos de las islas más occidentales, los hace ya a estas alturas vulnerables a los incendios. Estos grandes incendios afectan a la percepción de seguridad de residentes y visitantes, al patrimonio natural y paisajístico, y a la imagen de la isla. Canarias deberá ser más consciente del valor de su patrimonio natural terrestre e invertir más en su conservación, y en desarrollar sistemas inteligentes de respuesta, en definitiva, adaptarse a las circunstancias de un clima adverso.

Estos son solo algunos de los resultados contenidos en la herramienta Adaptation Support Tool for Islands, recientemente creada en el marco del Proyecto Soclimpact.

El proyecto SOCLIMPACT integra a 24 socios, universidades, institutos de investigación públicos y privados, actores públicos y empresas de comunicación. Es un proyecto liderado por la ULPGC y financiado por la Comisión Europea a través del programa Horizonte 2020.  Soclimpact aborda el estudio de los impactos del cambio climático y las consecuencias socioeconómicas en la Economía Azul de 12 islas europeas casos de estudio, y se centra concretamente en cuatro sectores (Turismo, Transporte Marítimo, Energía y Acuicultura).